La grasa abdominal: mucho más que estética.

La lucha contra la grasa abdominal es un tema que ha capturado la atención de muchos, especialmente aquellos que buscan mantener una apariencia física saludable. Sin embargo, es fundamental comprender que la grasa abdominal no es solo una preocupación estética; también tiene implicaciones significativas para la salud. En este artículo, exploraré las diferencias entre la grasa subcutánea y la grasa visceral, sus efectos en el organismo y estrategias efectivas para combatirla.
A menudo, observamos una variedad de tipos de barriga, desde la denominada “barriga cervecera” hasta la barriga más blanda de grasa subcutánea. Es esencial comprender que, independientemente de su apariencia, la acumulación de grasa en la región abdominal puede tener implicaciones significativas para la salud.
La distinción clave entre grasa subcutánea y grasa visceral radica en su ubicación en el cuerpo. La grasa subcutánea se encuentra debajo de la piel y, aunque puede ser antiestética, generalmente no representa un riesgo sustancial para la salud. Por otro lado, la grasa visceral se acumula alrededor de los órganos internos en la cavidad abdominal y es metabólicamente activa (es capaz de segregar hormonas que nuestro cuerpo no necesita). Esta última es la que se asocia con problemas graves de salud.

La grasa visceral no solo afecta la apariencia física, también influye en la función metabólica del cuerpo. Su acumulación aumenta la resistencia a la insulina, lo que incrementa el riesgo de diabetes tipo 2. Además, se asocia con alteraciones en los niveles de colesterol y triglicéridos, así como en la presión arterial. En última instancia, la grasa visceral es un marcador clínico del síndrome metabólico, un conjunto de factores de riesgo cardiovascular que puede tener graves consecuencias para la salud.

Debemos tener en cuenta que la distribución de la grasa abdominal puede variar según el género. Los hombres tienden a acumular grasa en la región abdominal debido a la influencia de la testosterona, mientras que las mujeres tienden a acumularla en las caderas y los muslos debido a los estrógenos. Sin embargo, a medida que envejecemos, el riesgo de acumulación de grasa visceral se vuelve similar en ambos sexos.

Para evaluar el riesgo de acumulación de grasa visceral, se ha abandonado el uso del índice de masa corporal (IMC) en favor de medidas más específicas. La circunferencia abdominal se ha convertido en una medida importante, con valores máximos de 88 cm para mujeres y 102 cm para hombres según la OMS. Sin embargo, estos valores también dependen de la altura de la persona, y se han desarrollado índices como la relación cintura/cadera (Mujeres< 0,8; Hombres< 1) y el índice cintura/altura (Mujeres< 0,5; Hombres< 0,9) para una evaluación más precisa.

Eliminar la “barriga cervecera” no es solo cuestión de estética, sino de salud. Aquí hay algunas estrategias clave para reducir la grasa visceral:

  • Reducir el consumo de bebidas alcohólicas.
  • Eliminar los alimentos procesados, azúcares y grasas saturadas o trans de tu dieta. Incrementar la ingesta de verduras, frutas, pescado, legumbres y frutos secos tostados sin sal.
  • Realizar ejercicios de fuerza y cardio para quemar calorías y fortalecer los músculos en general y los abdominales en particular.
  • Reducir el tiempo frente a la televisión u otros dispositivos electrónicos.
  • Controlar los niveles de colesterol y de glucosa en sangre es esencial para una buena salud cardiovascular.

La acumulación de grasa abdominal es un problema de salud que va más allá de la estética. Entender las diferencias entre la grasa subcutánea y la grasa visceral y tomar medidas para combatirla mediante una dieta equilibrada y un estilo de vida activo es esencial para mantener una salud óptima. La “barriga cervecera” puede ser controlada y reducida.

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