La inmunocompetencia se refiere a la capacidad del sistema inmunitario para funcionar adecuadamente y responder de manera efectiva a los patógenos y otros estímulos extraños. Es la capacidad de reconocer y eliminar microorganismos invasores, así como regular las respuestas inmunes para evitar daños excesivos al cuerpo.
Un sistema inmunitario competente cuenta con un equilibrio entre sus diferentes componentes, como células, tejidos y moléculas, que trabajan en conjunto para defender al organismo. Es capaz de distinguir entre lo propio y lo extraño, y puede generar respuestas inmunitarias específicas y coordinadas.
La inmunocompetencia puede verse afectada por diversos factores, como enfermedades genéticas, infecciones crónicas, el envejecimiento, la desnutrición, el estrés o el uso de medicamentos inmunosupresores. Cuando la inmunocompetencia se ve comprometida, el sistema inmunitario puede volverse menos eficiente, lo que aumenta el riesgo de infecciones recurrentes, enfermedades autoinmunes y otros trastornos relacionados con la inmunidad.
La inflamación desempeña un papel crucial en el funcionamiento del sistema inmunitario. Es una respuesta natural del cuerpo ante una lesión, infección o irritación, y juega un papel importante en la defensa del organismo contra agentes dañinos.
Cuando ocurre una lesión o una infección, las células del sistema inmunitario, como los leucocitos, liberan sustancias químicas, como histaminas, prostaglandinas y citocinas, que desencadenan una respuesta inflamatoria. Estas sustancias químicas dilatan los vasos sanguíneos, aumentan el flujo sanguíneo hacia el área afectada y aumentan la permeabilidad de los vasos, lo que permite que las células del sistema inmunitario y los nutrientes lleguen al sitio de la lesión o infección.
La inflamación aguda es una respuesta temporal y controlada que ayuda a eliminar el agente causante del daño, como bacterias, virus u otros patógenos. Durante la inflamación aguda, los leucocitos migran hacia el sitio de la lesión o infección y se encargan de destruir los patógenos, limpiar los tejidos dañados y promover la reparación.
Además de su papel en la respuesta inmunitaria aguda, la inflamación también está involucrada en respuestas inmunitarias a largo plazo. La inflamación crónica puede ocurrir cuando el sistema inmunitario no logra eliminar completamente el agente dañino o cuando hay una respuesta inmunitaria excesiva y persistente. En tales casos, la inflamación crónica puede dañar los tejidos y contribuir al desarrollo de enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, o enfermedades crónicas, como la enfermedad cardiovascular o la diabetes tipo 2.
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