En el vertiginoso mundo actual, la queja se ha convertido en una respuesta común ante los desafíos y contratiempos. Desde problemas en el trabajo hasta obstáculos personales, es fácil caer en la trampa de expresar frustración y descontento. Sin embargo, a pesar de su aparente alivio momentáneo, ¿realmente las quejas nos llevan a algún lado? En este contexto, las enseñanzas de la filosofía estoica ofrecen una perspectiva valiosa sobre por qué dejar de quejarse y en su lugar, centrarse en soluciones personales y profesionales.
Los estoicos, una antigua escuela de filosofía fundada en Grecia, creían que la queja era una reacción infructuosa y dañina. En lugar de resolver problemas, solo nos sumergía en una mentalidad negativa y pasiva. A través de su filosofía, nos instan a cambiar nuestra mentalidad: en lugar de quejarnos, debemos buscar soluciones.
Una de las lecciones clave de la filosofía estoica es el enfoque en lo que podemos controlar. En el mundo, nos enfrentamos a una multitud de circunstancias y eventos que están fuera de nuestro control. Las quejas a menudo surgen cuando sentimos que las cosas no van como queremos, pero en lugar de centrarnos en lo que no podemos cambiar, los estoicos nos enseñan a dirigir nuestra atención a lo que sí podemos influir: nuestras acciones y reacciones.
Imagina una situación en el trabajo en la que te encuentras enfrentando un problema. Quejarse podría ser la respuesta instintiva, pero ¿cómo te beneficia realmente? En lugar de caer en ese patrón, la filosofía estoica te alienta a considerar alternativas y soluciones. Podrías abordar el problema con una mente abierta y creativa, buscando maneras de resolverlo en lugar de simplemente lamentarte.
Una herramienta estoica útil es la “Praemeditatio Malorum” o “premeditación de los males”. Esta técnica implica anticipar los problemas y obstáculos que podrían surgir en tu camino. En lugar de caer en la trampa de la sorpresa y la frustración, esta técnica te prepara mentalmente para enfrentar desafíos. A través de esta práctica, te vuelves más resistente y menos propenso a dejarte llevar por la negatividad.
La filosofía estoica también enfatiza la autorresponsabilidad. En lugar de esperar que las cosas cambien por sí mismas, asumes la responsabilidad de buscar soluciones y mejoras. Esta perspectiva es aplicable tanto en el ámbito personal como en el profesional. Por ejemplo, si sientes que tu vida personal no está en el rumbo que deseas, en lugar de quejarte de las circunstancias, puedes comenzar a tomar medidas concretas para cambiar la situación.
En el ámbito laboral, los estoicos nos recordarían que en lugar de quejarnos por la falta de oportunidades o la dirección que está tomando la empresa, podemos buscar maneras de contribuir y mejorar. Presentar soluciones constructivas en lugar de quejas no solo fortalece nuestra imagen como empleados comprometidos y proactivos, sino que también facilita la toma de decisiones por parte de nuestros superiores.
Al presentarnos ante nuestros jefes con soluciones en lugar de quejas, demostramos nuestro compromiso con el éxito de la empresa. Los líderes valoran a los empleados que no solo señalan los problemas, sino que también proponen ideas prácticas para superarlos. Este enfoque no solo crea un ambiente de trabajo más positivo, sino que también abre la puerta a más oportunidades y responsabilidades.
Es importante reconocer que abandonar las quejas no significa reprimir nuestras emociones legítimas. Los estoicos no buscaban que nos volviéramos indiferentes o insensibles, sino que aprendiéramos a manejar nuestras emociones de manera más constructiva. Reconocer lo que sentimos y luego canalizar esa energía hacia acciones positivas y soluciones es una habilidad valiosa que podemos aprender de la filosofía estoica.
Las enseñanzas de esta escuela filosofía nos brindan una valiosa perspectiva sobre por qué dejar de quejarnos y, en su lugar, enfocarnos en soluciones personales y profesionales. A través de la autoevaluación, la preparación mental y la búsqueda de alternativas, podemos cambiar nuestra mentalidad pasiva hacia una actitud activa y constructiva. En un mundo donde las quejas abundan, adoptar esta perspectiva estoica nos permite enfrentar los desafíos con determinación y sabiduría. Al presentar soluciones en lugar de quejas, no solo mejoramos nuestra propia actitud, sino que también contribuimos a un ambiente de trabajo más colaborativo y efectivo. Cada desafío se convierte en una oportunidad para marcar la diferencia, alejando las quejas y abrazando las soluciones.
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