Una innovadora terapia contra el cáncer, concebida por investigadores de la prestigiosa Universidad Purdue (West Lafayette, Indiana, EE.UU), se erige como una prometedora estrategia para combatir los tumores. Esta novedosa terapia logra engañar a las células cancerosas, persuadiéndolas para que internalicen un fragmento de ARN que, de manera natural, inhibe el proceso de división celular. Los frutos de este enfoque han sido publicados en la revista Oncogene, revelando que los tumores sometidos a este tratamiento no experimentaron un aumento de tamaño en el transcurso de 21 días, en marcado contraste con aquellos que no recibieron esta terapia, pues triplicaron su volumen durante el mismo periodo.
El cáncer, una enfermedad que puede surgir en prácticamente cualquier punto del organismo humano, se caracteriza por la proliferación incontrolada de células, que comienzan a desoír señales que indican su autodestrucción o la detención de su multiplicación. Además, estas células pueden eludir el sistema inmunitario del cuerpo. La terapia, cuya eficacia se ha comprobado en modelos murinos (ratones modificados), amalgama un sistema de administración dirigido específicamente a las células cancerosas con una versión especialmente adaptada de microARN-34a, una molécula que opera de manera similar a los frenos de un automóvil, regulando la velocidad de la división celular e incluso llegando a detenerla.
No obstante su capacidad para desacelerar o revertir el crecimiento tumoral, el microARN-34a ejerce un impacto significativo al suprimir la actividad de al menos tres genes (MET, CD44 y AXL), conocidos por estar involucrados en el desarrollo del cáncer y la resistencia a otros tratamientos. Estos resultados indican que esta terapia, que se encuentra pendiente de patente, representa la última y más prometedora entrega de más de 15 años de esfuerzo dedicado al uso de microARN en la lucha contra el cáncer. Se vislumbra que esta terapia podría ser eficaz por sí sola o en combinación con tratamientos existentes cuando se emplea para abordar neoplasias que han desarrollado resistencia a las terapias convencionales.
El entusiasmo de Andrea L. Kasinski, quien además es miembro del Instituto Purdue para la Investigación del Cáncer, es palpable al afirmar: “Cuando analizamos los datos, quedé sinceramente asombrada. Estoy segura de que este enfoque supera al tratamiento estándar actual y que existen pacientes que podrían beneficiarse enormemente de él”.
La investigación de hoy es la terapia del futuro.