¿Eres consciente de que la edad en la que se experimenta una enfermedad coronaria puede tener un impacto significativo en el riesgo de desarrollar demencia en el futuro?
Así lo sugiere un estudio reciente publicado en la revista Journal of the American Heart Association. En este artículo, te explicaré los principales hallazgos de esta investigación y sus implicaciones para la salud pública.
La enfermedad coronaria es una de las principales causas de muerte y discapacidad en el mundo. Se produce cuando las arterias que llevan sangre al corazón se estrechan o se obstruyen por la acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias. Esto dificulta el flujo de sangre y oxígeno al músculo cardíaco, lo que puede provocar angina de pecho, infarto de miocardio o insuficiencia cardíaca.
La demencia, por su parte, es un término que engloba a varios trastornos que afectan al cerebro y que se caracterizan por el deterioro de la memoria, el pensamiento, el lenguaje y otras funciones cognitivas. Entre los tipos más comunes de demencia se encuentran la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular. La enfermedad de Alzheimer es la forma más frecuente de demencia y se debe a la degeneración y muerte de las neuronas en el cerebro. La demencia vascular es la segunda causa más común de demencia y se produce por el daño de los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro, lo que puede causar accidentes cerebrovasculares o infartos cerebrales.
Existe evidencia de que la enfermedad coronaria y la demencia están relacionadas, ya que ambas comparten factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, el colesterol alto o la obesidad. Además, se ha observado que las personas que padecen enfermedad coronaria tienen más probabilidades de desarrollar demencia que las que no la tienen. Sin embargo, hasta ahora no se había estudiado si la edad a la que se diagnostica la enfermedad coronaria tiene algún efecto sobre el riesgo de demencia.
Para responder a esta pregunta, los investigadores analizaron los datos de salud de más de 430.000 personas del Reino Unido, que fueron seguidas durante una media de 13 años. Durante este periodo, se registraron casi 6.000 casos de demencia, de los cuales más de 2.500 fueron de Alzheimer y más de 1.200 de demencia vascular. Los participantes se dividieron en dos grupos: los que tenían enfermedad coronaria y los que no la tenían. Dentro del grupo de los que tenían enfermedad coronaria, se clasificaron según la edad a la que se les diagnosticó: antes de los 45 años, entre los 45 y los 54 años, entre los 55 y los 64 años, entre los 65 y los 74 años, o a partir de los 75 años.
Los resultados mostraron que los participantes con enfermedad coronaria tenían un 36% más de riesgo de desarrollar demencia que los que no la tenían, un 13% más de riesgo de desarrollar Alzheimer y un 78% más de riesgo de desarrollar demencia vascular. Además, se encontró que cuanto más joven era la edad de diagnóstico de la enfermedad coronaria, mayor era el riesgo de demencia. Por ejemplo, los que fueron diagnosticados de enfermedad coronaria antes de los 45 años tenían un 25% más de riesgo de demencia, un 29% más de riesgo de Alzheimer y un 22% más de riesgo de demencia vascular que los que no tenían enfermedad coronaria. Estas asociaciones se mantuvieron después de ajustar por otros factores como el sexo, la etnia, el nivel educativo, el índice de masa corporal, el consumo de alcohol, el tabaquismo, la actividad física, la presión arterial, el colesterol, la diabetes y el uso de medicamentos.
Los autores del estudio sugieren que la enfermedad coronaria puede afectar al cerebro de varias formas, reduciendo el flujo de sangre y oxígeno, aumentando la inflamación, alterando el metabolismo de la glucosa o favoreciendo la formación de placas amiloides, que son unas proteínas anormales que se acumulan en el cerebro de las personas con Alzheimer. Por tanto, prevenir y tratar la enfermedad coronaria desde edades tempranas podría ser una estrategia para reducir el riesgo de demencia en el futuro.
Esto implica que se debe vigilar la función cognitiva de las personas que padecen enfermedad coronaria, sobre todo de las más jóvenes. Asimismo, se debe promover un estilo de vida saludable que prevenga tanto la enfermedad coronaria como la demencia, como una dieta equilibrada, ejercicio regular, control del peso, abandono del tabaco y consumo moderado de alcohol.
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